El rendimiento cognitivo en la enfermedad de Parkinson se extiende desde la normalidad hasta la demencia. Alrededor de un 30%-40% de pacientes que padecen enfermedad de Parkinson acaban desarrollando demencia. La demencia asociada a EP (enfermedad de Parkinson) es de inicio insidioso y progresión lenta.
Se alteran diversas funciones cognitivas y representa un declive respecto al nivel premórbido. La gravedad de los déficits dificulta el normal desarrollo de las actividades de la vida diária.
La atención puede estar conservada en EP, viéndose ligeramente afectada la atención mantenida voluntariamente y la resistencia a la interferéncia. Pueden encontrarse fluctuaciones en el nivel de atención a lo largo del día o en los diferentes días. Las fluctuaciones son menos frecuentes que en la demencia por cuerpos de Lewy.
Las funciones ejecutivas se ven alteradas en la EP de forma precoz ya que dependen de los circuitos que van de los ganglios basales a la corteza frontal y prefrontal para su correcto funcionamiento. Son muy característicos los déficits en las funciones ejecutivas como la planificación, formación de conceptos, razonamiento…
Suele producirse un deterioro en la memória, principalmente en la memoria de tipo visual, manteniéndose conservado el almacenamiento. Aun así, suelen aparecer dificultades en la recuperación que mejoran cuando se facilita el recuerdo mediante claves. En general, se producen errores en el aprendizaje de nueva información y olvidos.
En la EP se encuentran con frecuéncia déficits visuoespaciales (orientación, percepción, construcción visuoespacial…) que suelen ser mas pronunciados que en la Enfermedad de Alzheimer.
Los problemas de lenguaje que se observan con mayor frecuéncia en la EP suelen ir asociados a dificultades motoras y de la fluéncia. La comprensión se mantiene conservada.También se observa un enlentecimiento en el procesamiento de la información y el pensamiento (bradifrenia).
Además de los déficits cognitivos, la demencia asociada a EP se relaciona frecuentemente con síntomas neuropsiquiátricos y conductuales. Los más usuales son la apatía (pérdida de motvación e interés), cambios en la personalidad, síntomas depresivos y de ansiedad, alucinaciones (principalmente visuales), delirios (generalmente paranoides) y sueño excesivo diurno.
Hay varias hipótesis explicativas para la demencia asociada a EP, en algunos casos, se considera que la propia degeneración neuronal de la EP puede causar deterioro cognitivo. En otros se relaciona con la demencia por cuerpos de Lewy, debido a la preséncia de estos en el neocórtex, sistema límbico y tronco del encéfalo. También se ha relacionado con demencia tipo Alzheimer, puesto que la demencia asociada a EP es de muy parecidas características y pueden aparecer placas seniles y ovillos neurofibrilares. A diferencia del Alzheimer, la demencia asociada a EP se caracteriza por la ausencia de signos corticales, como afasia y apraxia.
A nivel bioquímico, se hipotetiza que la desaparición de neuronas colinérgicas del núcleo basal de Meynert así como la disminución en la actividad de la acetilcolintransferasa en este mismo núcleo y en la corteza frontal podría estar relacionado con el deterioro cognitivo en la EP. Algunos déficits cognitivos podrían estar relacionados también con la disfunción dopaminérgica. La alteración de otros sistemas, como las vias noradrenérgicas y serotoninérgicas, también podría contribuir en las alteraciones conductuales y cognitivas de los pacientes con EP.
Hay algunas características que pueden dificultar el diagnóstico de demencia asociada a EP, como por ejemplo la presencia de enfermedad vascular (demencia vascular), características que indican la posibilidad de que se trate de otra enfermedad (Alzheimer, parálisis supranuclear progresiva, degeneración corticobasal), la intoxicación por tóxicos o fármacos (parkinsonismos medicamentosos), la depresión (pseudodemencia depresiva), etc.
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