La nicotina es un alcaloide que se extrae principalmente de la planta del tabaco (nicotiana tabacum). Se sabe que otras plantas contienen dosis bajas en extremo de esta substancia, sin embargo, no hay duda que la nicotiana tabacum es entre todas ellas la más importante.
La forma de administración mas habitual de la nicotina es vía pulmonar, en forma de cigarrillos liados (actualmente). El tabaco, consumido de ésta forma, contiene más de 4000 substancias distintas, algunas de ellas psicoactivas, como por ejemplo IMAOS (Inhibidores de la Monoaminoxidasa). Por esta razón, se le atribuye al tabaco un perfil ligeramente antidepresivo.
Tiene una entrada rápida al sistema nervioso central, por eso la nicotina se encuentra entre las substancias más adictivas del mercado y además, es legal y de fácil adquisición, por lo que también es una de las más consumidas.
Respecto al perfil farmacológico, se trata de un psicoestimulante. La nicotina incrementa la vigilancia, la atención, la memória y la concentración. Dados estos efectos, podemos decir que la nicotina influye positivamente en los procesos de aprendizaje. También incrementa el metabolismo e inhibe el hambre, asi que induce la pérdida de peso corporal. Estas son las cosas positivas, entre alguna otra que se explicará mas adelante. Aquello que nadie nos quiere contar del tabaco.
Evidentemente las cosas negativas del tabaco las sabemos todos, aunque las recordaremos, y debemos pensar por nosotros mismos, ser capaces de comprovar que no compensa.
Así pues, el tabaco por su lado conlleva efectos indeseables. Empecemos a recordar. El tabaco produce vasoconstricción, es decir, hace que los vasos sanguíneos se estrechen. Esto disminuye la tasa de oxígeno en sangre y perjudica a corazón, pulmones, bronquios y cuerdas vocales. También hace que aquellas zonas mas alejadas del corazón como pies, dedos, cabeza… estén menos irrigadas, con sus respectivas consecuencias. Las zonas con poca irrigación y poco oxígeno, se mueren.
Más cosas feas, el tabaco produce la inducción hepática de un subgrupo de enzimas del citocromo que generalmente permanecen inactivas. Esto se ha relacionado con el cáncer.
Además, todas aquellas substancias que acompañan a la nicotina o que se forman con la combustión del cigarro, como el alquitrán, tienen poderosos efectos cancerígenos. Provoca que las células se repliquen de forma descontrolada formando tumores. Todos lo sabíamos ya, ¿no? El tabaco aumenta, por estas dos últimas razones, el riesgo de padecer algún tipo de cáncer. Y en combinación con alcohol se potencian los efectos cancerígenos del tabaco.
Y para los hombres, sabed que el tabaco influye negativamente en vuestra potencia sexual.
Cabe decir que a partir de las restricciones legales del tabaco los datos de fumadores esta en caída libre, por lo tanto los datos que podáis encontrar ahora mismo serán poco representativos. Pensad, además en el gasto económico que supone el tabaco, fumando una cajetilla al día de un tabaco normal (4 euros aprox.) la cifra asciende a 28 euros a la semana, unos 112 euros al mes. Seguro que se os ocurren mejores formas de gastar 112 euros. A mí desde luego, sí.
Los que temáis engordar, no os preocupeis, esta estudiado que en una media de dos años se recupera el peso anterior (llevando un ritmo de vida similar, etc). Se recupera el riesgo normal (igual que una persona no fumadora) de padecer cáncer, enfermedades cardiovasculares, etc 15 años después de haber dejado el tabaco, aunque los primeros efectos pueden notarse en días, incluso horas.
¡A pensárselo!